viernes, 8 de febrero de 2019

Biografía imaginada

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El gimnosofista Harleyb, durante una noche de insomnio, y no teniendo qué hacer, imaginó la vida de un personaje al que llamó Williamson por su vida dedicada al estudio de la genealogía vikinga. Escribió acerca de su nacimiento en Borlänge, su infancia y adolescencia en el condado de Dalecarlia, en la Suecia central. Escribió sobre su fracaso escolar motivado por el ansia precoz de estar junto a su novia todo el tiempo, de su trabajo sin paga alguna en oficios varios. Con lujo de detalles mecanografió esa larga noche. No omitió su segunda “pelea” callejera al salir del colegio, pelea que Williamson nunca olvidaría gracias a que nunca supo por qué su compañero, sin más ni más, lo instó hacerlo y él tan solo se quedó paralizado por el miedo causado por los dos primeros puñetazos que recibió. Describió su nuevo puesto como botones en un motel en las afueras del área urbana; y sobre su enlace con una de las más solicitadas hijas del administrador del hotel de alegres luces rojas, que le proporcionó un desahogo económico gracias al cual pudo hacer realidad su sueño infantil de viajar desde allí hasta donde pocos se aventuran: al desierto sahariano, la derretida antártica, la selva amazónica, los legendarios desiertos en las antípodas y las alta cumbre de Nepal. En el Techo del mundo, encontró una muerte gloriosa al despeñarse cientos de metros en un intento de ayudar a un alpinista con quien se hundió entre los sonidos del silencio y la enceguecedora luz de una verdad que allí nunca estuvo como le aseguraron en muchas agencias de viajes. Fue encontrado por uno de los sherpas de las montañas nepalesas, quien lo inhumó en el cementerio de su aldea y puso una fría lápida que decía: “Aquí yace el hombre que nunca lo paralizó el miedo”.
El gimnosofista escribió su “Vida del errante Williamson” en aquella única noche y la publicó en las redes sociales que apenas conocía. El escribano cobró cierto éxito de la crítica especializada y, por supuesto, en ventas. Tiempo después, durante otra de sus noches de insomnio, recibió una visita sorprendente: un desconocido que dijo llamarse Williamson, que al verlo se paralizó al encontrarlo a esa hora en su villa, y le preguntó acerca de las fuentes de su libro. Harleyb solo atinó a responderle que todo el texto era fruto de su imaginación nocturna y que siendo él su personaje, no le debía nada. El visitante respondió que todo el compendio era su biografía exacta y que en aquel momento se encontraba inmerso en la preparación de una expedición a la Hindú Kush-Himalaya (HKH). Que estando en los preparativos había leído el libro de un gimnosofista único de su clase y que se encontraba turbado. Esa fue la única vez que se vieron los dos hombres porque el escalador falleció en aquella montaña intentando ayudar a un gimnosofista que había fracasado en su intento de ser un auténtico escalador.
Harleyb sigue padeciendo insomnio y sigue creando semblanzas imaginarias pero ya no las escribe, me contrató a mí como su escribiente en ciernes.©Guillermo A. Castillo

9 comentarios:

  1. Muy bueno. hay vidas ficticias que merecen ser escritas, y reales que hay para dejar que acumulen el polvo. Muy interesante, Guillermo. Me ha encantado

    Un abrazo y por un sábado genial y con musas al lado. Desde este lado del mar, te deseo lo mejor, hoy también

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